Un día en el aula

 

Buenos días canto yo, el sol dice hola la luna dice adiós.

Buenos días canto yo, el gallo cantor es mi despertador.

Buenos días canto yo, hay que levantarse el día ya empezó.

Buenos días canto yo, si cantas con ganas será un día mejor.

Buenos días canto yo. Buenos días, cantar es lo mejor.”

¿Cómo estáis?




Y estas son las primeras palabras al comenzar una jornada en el aula de Educación Infantil. ¡Qué fortuna la mía poder empezar la mañana así! Interesándome por las personas que me rodean.


El ser humano es el animal más social de todos los animales, puesto que nacemos en estado más inmaduro que cualquier otro animal. Ello exige que el ser humano necesite de los demás en un modo absoluto. Necesita de los adultos, de los padres, de los maestros… que le ayudarán a sobrevivir y a madurar. Es por ello que debemos prestar atención a las personas que componen nuestro contexto, y no puede ser de mejor forma que comenzando por el aula de Educación Infantil, donde te conviertes en el modelo y figura a imitar por el alumnado, donde empiezas a sembrar las bases del futuro adulto.


¡Pero a lo largo del día tienen lugar muchos más acontecimientos!

Comenzamos con una asamblea que nos permite compartir y conectar con los niños y niñas, porque son muchos los temas de los que tenemos que hablar: desde qué soleado ha amanecido hoy el día hasta las fantásticas aventuras que los alumnos y alumnas han vivido el fin de semana. Se trata de un momento que nos permite evaluar cómo se encuentran hoy los más pequeños, vigilar que todo transcurre con normalidad , conectar con ellos y fomentar su autoestima.


A partir de ese momento pasarás a experimentar un sinfín de sensaciones en el aula… Como profe, cada día será diferente, y cada día te enfrentarás a nuevos retos, pero lo más importante es que, cada día, descubrirás y sentirás nuevas emociones, aprenderás algo nuevo… En definitiva, estarás creciendo más y más.


Una escuela es un espacio donde se experimentan múltiples emociones, además de enseñar a los más pequeños a regular las suyas. Así pues, no podemos dejar de lado los siguientes aspectos:


- Emociones: Los niños desde muy pequeños se inician en el mundo de las emociones y los sentimientos, tanto es así, que desde antes de los 3 meses reconocen algunas de las emociones de sus seres más cercanos, como es la alegría o la tristeza. Por ello, es fundamental crear un clima en el aula que permita al niño ser libre de expresar sus sentimientos y necesidades, para poder crear así una buena base en su creación de autoconcepto y la construcción de su propia personalidad.

- Empatía: El niño se encuentra en pleno desarrollo y esto le hace atravesar continuamente por una serie de cambios físicos, psíquicos y emocionales para los cuales la maestra debe estar preparada y convertirse en una fuente de confianza, apoyo y comprensión.

- Conocimiento: La maestra debe conocer cada uno de los cambios que van a experimentar los alumnos, pues es esencial para poder detectar alguna dificultad o anomalía.

- Creatividad: No hay que olvidar cargar la mochila con una gran variedad de estrategias y técnicas que permitan adaptarse a las necesidades e intereses de los más pequeños, como actividades, dinámicas, juegos, canciones, etc.

- Capacidad de observación: En varias ocasiones hay que actuar también como un buen detective, observando y registrando toda la información para poder ofrecer a los alumnos una educación basada en su propio centro de interés. No hay que olvidar que, aunque en clase convivan varios niños y niñas, se debe actuar desde una perspectiva individualizada, ya que cada uno tiene una personalidad, un desarrollo y una maduración.

- Paciencia: Ya sabemos que no hay dos niños o niñas iguales y que, además, la Educación Infantil se trata de una etapa en la que aprenden hábitos y normas de conducta básicos que necesitan para poder convivir en un mundo socializado. Es por ello que, desde la afectividad, hay que establecer una serie de límites y normas que el niño debe respetar. Tenemos como fin educativo fomentar el desarrollo integral de la persona, creando personas autónomas capaces de tomar decisiones por sí mismos y establecer sus propios principios, por lo que en la creación de su propia identidad necesitan de una persona que los acompañe y ayude a ser constantes y autónomos.

- Una sonrisa: Existen dos agentes educativos fundamentales en la vida de un niño o niña: la familia y la escuela. Como representante del papel de la escuela, hay que tener en cuenta que no sólo somos educadores, sino un modelo y una fuente de seguridad que utilizan para guiarse en su día a día. Así, se presentarán situaciones nuevas para ellos en las que no consigan el objetivo en el primer intento, y es aquí donde, además de no perder la paciencia, no hay que perder la sonrisa.


Como decía Pitágoras… “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.


Texto: Patricia Rodrigo

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