“Crimen en la Alquería del Pi”
Lugar: La Alquería del Pi y la huerta de Burjassot.
Personajes de la trama:
Primer matrimonio: compuesto por Marta, mujer millonaria que desprecia a su marido públicamente, y su esposo Fran, sometido a su mujer, pero persona divertida en cualquier reunión con dotes para el espectáculo.
Segundo matrimonio: compuesto por María y Antonio. Amantes de los viajes y de los espectáculos, teatros, conciertos.
Lucía: Regresa a su pueblo acompañando a María y Antonio. Son vecinos en su ciudad. Al llegar a la Alquería se sorprende porque conoce a la mujer millonaria. Estuvo a su servicio y no guarda buenos recuerdos. Durante años sufrió humillaciones y desprecios por parte de la señora.
Guardia civil retirado, su nombre es Juan y está contratado por la Alquería como guía de rutas temáticas por la huerta.
Desarrollo:
Primer día:
Llegada de todos los huéspedes a la Alquería.
Presentación de los personajes en la recepción.
Segundo día:
Propuesta de actividad que consiste en una ruta por la Huerta de Burjassot para conocer sus cultivos, sus acequias y anécdotas.
Todos asisten, excepto la mujer millonaria.
Comienza la trama:
Marta y Fran llegan en su descapotable rojo a toda velocidad a Burjassot. Llevan discutiendo desde que salieron de casa:
- “Ahí enfrente está la Alquería del Pí.- le dice Fran- En el folleto se cuenta que es un Palacio Real del siglo XVI, rodeado de huerta y de jardines, y mucha agua. Pasaremos un fin de semana estupendo querida”.
- “Qué pesado eres, no sé cómo se te ha ocurrido traerme hasta aquí, vaya rollo, pero por no oírte más…”
- “Cu-cucu-cu”, “cu-cucu-cu” – imitaba, burlándose el marido, el canto de una tórtola que estaba posada sobre un tejado de la alqueria.
- “Qué ridículo eres. Pero entremos de una vez…”
En la recepción de la Alquería otro matrimonio esperaba la entrega de las llaves de su habitación. Su interés por conocer la huerta de Valencia les había llevado hasta Burjassot, y de la mano de su amiga Lucía. A ella la conocían desde hacía tiempo y al ser nacida en este pueblo, les quiso acompañar para visitarlo, y para enseñarles su historia, su gastronomía, sus parques, y por supuesto, su huerta, donde ella de joven había trabajado mucho recogiendo hortalizas y naranjas.
En el mostrador había un folleto en el que se ofrecían varias actividades y excursiones guiadas.
Una de ellas la realizaba Juan. Juan era un guardia civil retirado, que todavía joven, había decidido crear su propio negocio, una “Agencia de Rutas por la Huerta''. En ellas ofrecía a los huéspedes de la alqueria, y demás forasteros que llegaban al pueblo, varias excursiones por la huerta y alrededores.
Para las diez de la mañana del día siguiente había programada una de ellas.
Al día siguiente, en la recepción, varias personas esperaban a Juan:
- “Buenos días, mi nombre es Juan y gustosamente les guiaré por la huerta para que conozcan sus cultivos, sus acequias, sus aves, su paisaje... y también para que disfruten de un paseo agradable y entretenido. Se han apuntado: Lucía, Fran, Marta, María y Antonio.”
Mientras el guía nombraba a los asistentes convocados en la recepción, todos oyeron como Fran se despedía de Marta y se escuchaba a su mujer decirle que se encontraba indispuesta y que no saldría de su habitación.Todos vieron como Fran cerraba la puerta y se unía al grupo.
Hacía un día primaveral y las mujeres ataviadas con bonitos sombreros daban un toque de color que contrastaba con el verde de los cultivos y el azul del cielo infinito.
-”Vamos a incorporarnos al Camino de Pino Hermoso- indicaba Juan. Desde aquí podemos ver un cultivo de patatas a la derecha. Más adelante pasaremos al lado de un cultivo de alcachofas y habas, y a la izquierda veremos cebollas. Oiremos a nuestro paso, también el sonido del agua como corre por la acequia y riega los huertos.”
-” Parece que no ha cambiado nada desde que yo me fuí a la ciudad -le decía Lucía a Fran- Tal vez me parece más pequeña. Recuerdo como si fuera ayer, el dolor de espalda con el que llegaba a casa después de jornadas interminables recogiendo cebollas, patatas…uffff.”
- Entonces, ¿no son tan bonitos esos recuerdos, verdad?- le preguntó Fran.
- Mejores desde luego que cuando me fui a la ciudad y empecé a trabajar como sirvienta en casa de su mujer. Usted todavía no estaba en esa casa. Y le puedo asegurar que fue muy cruel conmigo y su trato muy humillante. Gracias a dios no me ha reconocido. Han pasado muchos años, ella me olvidó, aunque yo nunca la olvidaré -expresó con rencor.”
-”Chac-chac-chac”- cantó Fran emulando el canto de una urraca que volaba sobre sus cabezas. “Chac-chac-chac”, “chac-chac-chac”...
- ¡Qué bien lo hace usted! - exclamó Juan dirigiéndose a Fran. ¿Podría imitar el canto de los verdecillos que por ahí vuelan?. Por favor, cierren un minuto sus ojos y escuchen.
-”Triiulit-lit-lit”, “triiulit-lit-lit”, triiulir-lit-lit”...- cantó de nuevo. Y añadió, “ aquella lavandera blanca tan estilosa y bonita creo recordar que su canto sonaba muy parecido al de la golondrina. “tsi-sitt”, “tsi-sitt” o algo similar, jajaja, qué divertido está resultando este día”.
El matrimonio amigo de Lucía hablaba entre ellos apartado del grupo, y comentaban estar seguros de que habían conocido a Fran en algún viaje o en otro lugar. Pero ¿dónde?.
A la vuelta de la ruta, en el jardín de la Alquería habían preparado un aperitivo y Fran se dirigió a su habitación para comprobar cómo se encontraba su mujer e invitarla a que se uniera con todos.
-” Ohhh, nooo”, “¿Qué ha pasado?, ¡Dios mío!”- se oyó desesperado. “¡Marta, Marta… despierta por favor!”.
Ante sus gritos, todos alarmados acudieron. Marta se encontraba tumbada en la cama con un pañuelo alrededor de su cuello y en su cara una expresión de asombro, muerte y dolor.
Juan, inmediatamente llamó a la Guardia Civil de Burjassot. Le comunicaron que tardarían todavía en llegar. Como era conocido de ellos por haber sido compañero del Cuerpo de la Benemérita, le pidieron que se hiciera cargo del grupo y que desalojaran la habitación, no tocaran nada y se reunieran en el salón hasta su llegada.
Una vez allí, Juan se imaginó cómo podría haber sucedido. Y pensó que no lo contaría a los demás para no entorpecer la investigación oficial. Y así en su mente, meditabundo, se hizo la siguiente composición de lugar:
“Aunque todas las ventanas del dormitorio estaban cerradas, y nadie se había visto entrar o salir cuando estaban todos en la huerta, tras observar el comportamiento de los participantes en la ruta, creyó tenerlo claro.
Todos los participantes en la ruta tenían alguna relación con la difunta, de alguna manera u otra, directa o indirectamente. Entre ellos, Fran, su marido, vapuleado y humillado por ella a la mínima ocasión. Lucía que había sufrido su despotismo y egoísmo mientras estuvo de sirvienta en su casa. Y sorprendentemente el otro matrimonio, a los que oyó decir que conocían a Fran y que durante la ruta recordaron que lo habían visto actuar como ventrílocuo en el Casino de Madrid.
Ante esta situación, él creyó encontrar el móvil del crimen, cómo se desarrollaron los acontecimientos, y puso en orden sus pensamientos:
Primero: Se encontraban preparados para salir a hacer la ruta cuando oyeron como Marta le decía a Fran que se encontraba mal y que se quedaría en la habitación para descansar.
Segundo: Sí, todos la oyeron, pero nadie la vió. Entonces, ¿cabía la posibilidad de que ya estuviera muerta en ese momento?.
Y tercero: Y si así fuera, sólo habría que sumar “dos y dos”. Cómo durante toda la ruta, Fran había imitado muy divertido los cantos de las aves, y cómo el otro matrimonio, le había reconocido como ventrílocuo.
Conclusión: El marido había estrangulado a su mujer unas horas antes, y había imitado su voz, como buen ventrílocuo, ante los demás. El odio hacia su mujer, creciendo en su interior durante años, le había llevado a idear cómo matarla y así lo consiguió. Ante la vista de los demás, disimulando que todavía seguía viva e imitando su voz.
Estaba claro.
Por un momento pensó que Lucía también había manifestado su odio hacia su señora, y podría ser otra sospechosa, pero no, no tuvo la oportunidad de hacerlo puesto que estuvo a la vista de todos en todo momento”.
En cuanto llegara la Guardia Civil, colaboraría en su investigación y les haría llegar todas sus pesquisas y sospechas. Tal vez no fuera así como había sucedido.
- “A la orden, mi Teniente, por fín han llegado”.
- “Gracias Juan, ¿dónde se encuentra la mujer muerta?.
FIN
Texto de Mª José Sanz Garrido
T.E. “Agenda 2030”
“Interpretación y Educación ambiental”
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