Ruta Ornitológica por la Huerta de Burjassot

Hace unos días participé en una ruta ornitológica organizada por el Taller de Empleo “Agenda 2030” del Ayuntamiento de Burjassot.

Al grupo interesado se nos citó para el día 2 de Marzo a las diez de la mañana en la Parada de Metro “Estación de Burjassot”.

Hacía un día espectacular, casi primaveral y ya en su inicio prometía que esta actividad iba a ser divertida y entretenida.

Desde su inicio, los dos guías que iban a dirigir la ruta se presentaron, nos presentamos entre todos para conocer nuestros nombres, y empezaron con la comprobación del material que se nos pidió llevar, que consistía en una gorra, calzado cómodo, agua y crema solar. Al tiempo nos recordaron las normas que rigen en la huerta como son “respetar las zonas de cultivo, no pisarlas, no recoger hortalizas, no recoger verduras de los campos, no tirar basura ni papeles…”. E inmediatamente después nos dirigimos hacía la huerta.

La ruta tenía organizadas varias paradas para la observación de los pájaros, y nos indicaron que se llevaría a cabo por el camino del Quadrat dirección Valencia, hasta coger el camino del Pino Hermoso y llegar al camino de Racó de Godella.

En la primera parada nos recomendaron ir en silencio para no ahuyentar a los pájaros y nos facilitaron unos prismáticos. Junto a las Villas del Indiano y la Villa de San José pudimos ver un par de urracas y muchas tórtolas. Las urracas caracterizadas por el color de su cuerpo blanco y negro, cola larga de color azul y pico y patas negras, emitian un sonido penetrante que sonaba como un “chac-chac-chac”. Por otro lado, volaban las tórtolas, inconfundibles por su collar negro en el cuello y sus plumas blancas vistas debajo de su cola extendida. Las tórtolas paradas emitían un arrullo repetido insistentemente “cu-cuu-cu”, que nos transportaban a su mundo.

Seguimos andando hasta el cruce con el camino de Pino Hermoso. A la izquierda vimos cultivos de cebolla, alcachofa y lechugas, y a nuestra derecha patatas sembradas y la Acequia de Tormo que discurría en paralelo a estos campos. Desde allí divisamos al norte la Sierra de la Calderona y al este el Molino de la Salt. Al fondo se podía ver la Alqueria de Mitja Figa. Con los prismáticos pudimos ver golondrinas, aves muy cantarinas de color negro y frente y garganta rojas con collar negro. Entre el campo de alcachofas un mirlo iba andando a saltos, todo de color negro con el pico y contorno ocular anaranjados. Unas cotorras escandalosas nos acompañaron hasta el camino de la casa del Corero. Y vaya que fueron ruidosas, creemos que asustaron a las demás aves. A partir de ahí apenas vimos en la lejanía algún pajaro.

La tercera parada se hizo en esta casa, llamada del Corero, aunque nadie conocía quién podía haber sido este señor. Un lugar para guardar los aperos de labranza y vehículos agrícolas. Desde allí, bajo la sombra de su parra, posadas sobre los cultivos pudimos divisar garcetas, unas garzas pequeñas de más o menos medio metro, color blanco, y pico y patas largas de color negro. Aunque no pudimos verlas, los guías nos comentaron que podían verse abubillas y que eran unas aves de aspecto inconfundible por su cresta de color ocre sobre su cabeza.

Y de vuelta, al cabo de una hora larga, pudimos ver verdecillos, pajaritos pequeños que mientras volaban cantaban “triiulit-lit-lit”. Y sobre un barbecho una lavandera blanca, el ave más bonita que nunca había visto, muy estilizada con cola larga y de tonos blancos, negros y grises, de cara y garganta blanca, y banda pectoral negra. Preciosa. Me quedé enamorada de ella y su elegancia. Nos hablaron de otras aves típicas de la huerta de Burjassot que no pudimos observar durante el trayecto, y entre ellas nos hablaron del cernícalo, la lechuza, el jilguero, el petirrojo…y nos comentaron que habían contado más de veinticinco especies de aves a lo largo de los años de observación en esta zona.

Terminamos con una puesta en común sobre nuestra valoración sobre el desarrollo de la ruta y se nos emplazó para otra ocasión, y para otra ruta cuya temática sería distinta pero también muy divertida e interesante.

No lo dudé y me apunté para la próxima.

Mª José Sanz Garrido.